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China dobla apuesta a diplomacia y apertura ante guerra comercial

Por Yolaidy Martínez 

Beijing (PL) El 2018 será recordado por el estallido de la guerra comercial de Estados Unidos contra China que aun mantiene al mundo en vilo, aunque las dos potencias despedirán el calendario con una tregua.

Luego del primer cruce de disparos arancelarios el pasado 6 de julio, la nación asiática sacó al juego tácticas inteligentes para mantenerse en pie mientras enfrentaba un embate proteccionista que solo sumó oponentes porque trastocará la delicada situación global.

Aparte de reciprocar automáticamente todos los golpes a Washington con similares subidas de gravámenes sobre las importaciones, apeló al arte de la diplomacia para defender el multilateralismo, el libre comercio y la paz del orbe.

China hizo gala de su famosa prudencia y optó por consolidar los contactos con jugadores claves del tablero internacional para mantener el orden socioeconómico y hasta reforzarlo con herramientas que lo libren de turbulencias futuras.

Esa tarea durante el año llevó al presidente Xi Jinping y a otros altos directivos del país a Medio Oriente, África, Europa, América Latina y El Caribe, aparte de recibir en casa a jefes de Estado, representantes de esas áreas geográficas y de importantes organizaciones internacionales.

De manera general se fortaleció la agenda exterior mediante nuevos acuerdos y el establecimiento de asociaciones estratégicas integrales que contemplan mayor comunicación y cooperación con distintos estados, pues son vías para contrarrestar los daños emanados del conflicto.

Unido a la ofensiva diplomática, el gigante asiático siguió adelante con la profundización de su política de reforma y apertura con iniciativas destinadas a minimizar el impacto del choque y proteger el sector empresarial.

Si bien China reafirmó siempre confianza y capacidad para responder a cualquier acción unilateral y proteccionista estadounidense, está convencida de que -como en la guerra- las secuelas se sienten en todos lados.

Es por ello que el sector manufacturero se reorganizó, los fabricantes contactaron a los clientes en Estados Unidos y además exploraron otros mercados, incluido el doméstico, con el propósito de aminorar las consecuencias del conflicto mercantil.

El Gobierno evaluó de forma continua las consecuencias en los diferentes tipos de compañías y el nuevo ingreso proveniente del incremento tarifario se utilizó principalmente para atenuar los efectos negativos.

Promovió entre las firmas un ajuste de la estructura de las importaciones e incrementó las compras de productos como soya, mariscos y automóviles desde otros países y regiones.

De hecho, julio abrió con la reducción gradual hasta el 15 por ciento sobre los gravámenes a la entrada de vehículos extranjeros, mientras las tarifas de las piezas descendieron a seis por ciento.

Por otro lado, se aceleró la entrada en vigor de las directrices del Consejo de Estado (gabinete) sobre ampliar de forma activa y eficaz la inversión extranjera, así como priorizar el desarrollo económico de alta calidad a fin de reforzar la protección de los intereses corporativos y mejorar el entorno para los negocios. China estimuló más el apetito por su mercado con el derribo de barreras para la incursión foránea en distintos sectores, en especial el financiero, el segundo mercado más grande del mundo con 33 billones de dólares en activos.

En Hainan, la provincia más pequeña del país, se echó a andar un modelo piloto de desarrollo amigable con el medioambiente, facilidades para los visitantes, el consumo y las inversiones en puertos de libre comercio con peculiaridades chinas.

Ese último elemento representa el nivel más elevado de apertura del mundo y garantizó la prosperidad a lugares como Singapur, Dubai y Hong Kong por la cantidad de políticas preferenciales que implica.

Se trata de una importante decisión que refleja la estrategia de China hacia el futuro, pues necesita reemplazar el modelo de rápido desarrollo por uno donde prime la alta calidad y la economía abierta ante el constante aumento del nivel de vida de la población.

Un momento relevante en 2018 fue la primera Exposición Internacional de Importaciones (CIIE, por sus siglas en inglés), una vitrina de lo bueno y lo mejor en productos y servicios adonde acudieron miles de empresas de 130 países.

Shanghái sirvió de escenario del 5 al 10 de noviembre a una muestra multisectorial que cerró con negocios por más de 57 mil millones de dólares en terrenos como el automotriz, equipos inteligentes, salud, agricultura, electrodomésticos, textiles y bienes de consumo, entre otros.

De la cifra total, casi cinco mil millones de dólares son de pactos logrados con los países involucrados en la iniciativa de la Franja y la Ruta, inspirada en antiguos trayectos mercantiles para enlazar a China con otras zonas del orbe.

La CIIE demostró ser una plataforma donde los participantes revelaron sus fortalezas, y establecieron contactos y redes de negocios que dinamizan el comercio, la liberalización de mercados y la globalización económica con beneficios para todos.

Muchos expositores se mudaron a la muestra permanente 6+365 en la misma Shanghái para continuar promocionándose junto a firmas que se quedaron fuera de la feria, cuya segunda edición ya tiene reservaciones adelantadas de al menos 40 compañías de Estados Unidos, Francia, Alemania y Japón.

Analistas y medios especializados consideran todas estas medidas aperturistas una jugada maestra del gobierno presidido por Xi Jinping porque muestra la imagen de un país sólido y capaz de sumar a otros a su propuesta alternativa de desarrollo, en vez de manipularlos o chantajearlos, lo cual le facilita hallar nuevos destinos para sus exportaciones.

arb/ymr 

*Corresponsal jefa de Prensa Latina en China.

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